Las fuentes de información son aquellas que le sirven a la estadística para recolectar los datos e indicadores necesarios para su estudio o análisis. Existen, a grandes rasgos, dos tipos de fuentes de información:
Directas
Son aquellas que están en donde se produce el hecho. Por ejemplo: el hogar de la familia obrera, para investigar sus consumos y el costo de su vivir; los peajes, para obtener los datos de la circulación por carreteras; en las notarías para determinar el número de nacimientos, defunciones, matrimonios y otras informaciones estadísticas; los balances comerciales, para conocer los resultados de los ejercicios semestrales; la industria, para registrar el tiempo empleado en cada operación productora.
Indirectas
Son aquellas en donde el hecho se manifiesta indirectamente, en donde se refleja, por ejemplo, las listas o nóminas de salarios para obtener información de la productividad de estos. Las mejores son las fuentes directas, pero no siempre es posible obtenerlas. Cuando sea posible, debe emplearse una fuente directa, cuando no, se empleará una indirecta; frecuentemente estas se usan como complementarias de las primeras y a efecto de establecer un control sobre las directas.
Algunos autores clasifican la fuente de información en primaria, cuando se obtiene de manera directa, realizada, por ejemplo, a través de una encuesta, y secundaria, cuando se trata de información complementaria, publicada por la misma institución o cualquier otra.
También la clasifican en interna, cuando la información se produce dentro de una organización, y externa, en el caso de ser obtenida por fuera.