2.2.2. Desarrollo compartido

El modelo de “Desarrollo compartido” se propone cuando la economía mexicana empieza a mostrar signos de debilitamiento en sus tasas de crecimiento, también llamado debilitamiento del modelo de desarrollo estabilizador, a finales de los sesentas y principios de los setentas. Comprende los periodos presidenciales de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo.

Este modelo modificó superficialmente las políticas: comercial, salarial, agropecuaria y de fomento a la inversión extranjera, además de que reformó las políticas fiscal y monetaria con el fin de que la inversión nacional fuera ejercida por el sector público (CONEVyT, 2000).

[su_note]Ya que con los ingresos de la explotación y producción de los yacimientos petroleros, descubiertos a inicios de la década de los setenta, se buscó financiar la inversión en infraestructura productiva, la creación de plantas productoras de bienes de capital, y la ampliación de la cobertura de seguridad social a todo el país, todo bajo un esquema salarial que permitiera su crecimiento real (Huerta y Chávez, 2003, p.63).[/su_note]

Al mismo tiempo, para impulsar la participación de la iniciativa privada en la industria nacional, se crearon programas de fomento, estímulos fiscales, subsidios, evasión de impuestos, entre otros. En dicho periodo, el motor del crecimiento económico fue el gasto público, sin embargo, la mayoría de los ingresos públicos, que se originaban con la venta del petróleo y la recaudación, resultaron ser insuficientes para financiar la expansión del crecimiento, por lo que se recurrió a una política monetaria expansiva y se aumentó la deuda pública externa, para tratar de financiar los niveles de déficit fiscal del periodo.

[su_box title=”Huerta y Chávez (2003), mencionan los siguientes resultados esenciales del modelo de Desarrollo Compartido:”]Los desequilibrios estructurales de la economía del periodo se hicieron visibles al caerse la entrada de divisas procedentes del petróleo, que sumado al déficit externo, el fiscal, la reducción del ahorro interno, el excesivo endeudamiento externo e interno y la acumulación de rezagos productivos, ocasionaron que las autoridades económicas del país tomara medidas al respecto. Las cifras anteriores dieron como resultado el desplome de la actividad económica mexicana y a la reducción del ingreso per cápita.[/su_box]

[su_box title=””]Además, la profundidad del desequilibrio externo provocó que la moneda se devaluara bruscamente, impactando negativamente sobre el saldo de la deuda externa expresada en pesos y repercutiendo en la confianza de los agentes económicos, dando lugar a fugas de capital.[/su_box]

[su_box title=””] El fin del ciclo de expansión económica, apoyado en el auge petrolero, puso de manifiesto el agotamiento del modelo, que se vio agudizado por la presencia de fenómenos de índole externo, magnificando los desajustes macroeconómicos a niveles nunca antes vistos en el país, situación que motivó la revisión a fondo de la estrategia macroeconómica (Huerta y Chávez, 2003, p. 62).[/su_box]

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