La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y práctica. Por tanto, nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del creyente (Gálatas 1:6-10; 2° Timoteo 3:16; 2° Pedro 1:3).
Significa que la Biblia es nuestra máxima autoridad, y que debemos interpretar el mundo a través de la Palabra. La doctrina de que la Biblia es por sí sola la autoridad suprema, fue el “Principio Formal” de la Reforma en 1521, esto implica no solo pensar en lo que dice la Biblia, sino que también implica pensar bíblicamente acerca de todo lo demás. No es solo tomar algunos versículos, algunas historias y algunas verdades de manera aislada, sino profundizar y conectar. La Biblia tiene estructuras y patrones repetidos que sirven como lentes de rayos X que nos permiten ver todo lo que hay en el mundo como es en realidad.
Afirmamos que la Escritura inerrante es la única fuente de revelación divina escrita, la cual es lo único que puede regir la conciencia. La Biblia sola enseña todo lo que es necesario para nuestra salvación de pecado y es la medida con la cual todo el compartimento del cristiano debe medirse
Negamos que cualquier credo, concilio o individuo pueda regir la conciencia del cristiano, que el Espíritu Santo habla independientemente o lo contrario de lo que está escrito en la Biblia, o que experiencias espirituales personales puedan ser en alguna forma u ocasión, medio de revelación.
Si no vemos el mundo a través de la historia de la Biblia, seremos presa de muchos que quieren engañarnos con sus filosofías y creencias, sus “grandes historias”. Andan merodeando en nuestra sociedad, buscando ser grandes intérpretes del universo. Más específicamente, andan merodeando “por debajo” de nuestra sociedad, pero muchas veces no las notamos porque nos quedamos en la superficie, interpretando todo lo que vemos y lo que escuchamos como un desorden aleatorio y confuso.
Si no discernimos, articulamos y persuadimos a otros con el diseño de la Biblia para el crecimiento y florecimiento de la vida humana y de la cultura, entonces otros lo harán… y lo están haciendo. Pero estas historias alternas no proveen esperanza. Así que cuando estés viendo algo, o preguntándote si debes verlo, hazte las siguientes preguntas: ¿Por qué todo el mundo piensa que esto es bueno o importante? ¿Está la Biblia de acuerdo con que estas cosas son importantes o elogiables?
La Escritura dice:
“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley… Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas… Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (Salmo 119:18; Salmo 138:2; 2 Timoteo 3:16-17)
Este lema define la función de las Escrituras como única autoridad sobre la iglesia. Así como los Reformadores del siglo dieciséis y diecisiete rechazaron la autoridad del papado y la iglesia Romana, los protestantes contemporáneos deben hoy rechazar toda autoridad extra-escritural sobre la iglesia. Cualquier autoridad, organización, experiencia, liderazgo, motivo o práctica dentro de la iglesia debía estar sujeta al lema de Solo la Escritura. El predicar fielmente y el escuchar atentamente la Palabra de Dios tiene que volver a ser un acto central en la adoración Cristiana. La aplicación de las enseñanzas Bíblicas a la vida practica y cotidiana de los cristianos y de la iglesia es nuestra tarea continua. El entendimiento y la aplicación práctica de las verdades bíblicas son indispensables para la santidad, piedad, salud, el cuidado y la disciplina de la iglesia.