CUARTO PRINCIPIO: Establecer acuerdos provisorios
Los líderes orientados a la misión reconocen que es de suma importancia llegar a un acuerdo tan pronto como resulte adecuado. Porque si se llega al acuerdo demasiado rápido, podrá haber problemas más adelante. Aquí, el término o plazo operativo es algo que tiene que existir. Si llegamos a acuerdos que son demasiado prescriptivos, todo puede verse como edicto, como obligatorio, restrictivo, inflexible, que solo pertenece al líder y no a la comunidad. Es decir, que esta no se apropia del acuerdo, no lo hace suyo, por lo que habrá poca inversión debido a que los acuerdos son herméticos, no se pueden examinar y casi no ofrecen oportunidades para que los demás puedan involucrarse como lo hace el líder. Vemos esto como un claro ejemplo del paradigma de liderazgo de “comando y control”. Podemos preguntarnos: “¿Por qué hay que establecer acuerdos provisorios?”. Bastaría con decir que la respuesta radica en que buscamos asegurar que la comunidad invierta de sí, en líneas generales. Pero hay más razones por las que este cuarto principio del liderazgo tiene que estar presente. Es este un principio que sirve de modelo a la convicción en cuanto a que conectar y colaborar son la mejor forma de liderar. Una de las estructuras fundamentales que apoyan este principio es la de reconocer el tejido dinámico del wesleyanismo ante las tradiciones basadas en proposiciones. Si bien nadie podría argumentar que la perspectiva de Wesley en cuanto al liderazgo ignoraría el contenido proposicional, es cierto que permite y alienta a la respuesta dinámica ante el cambio, informada mediante convicciones y creencias, pero aun así capaz de dar respuestas fluidas y flexibles. El cambio es constante, inexorable, inevitable. Es esta una variable que no desaparece jamás, la única realidad constante de la vida en nuestro mundo y nuestro tiempo. El cambio obliga a la agilidad, a la flexibilidad, a la capacidad de responder con un patrón y no al azar. La naturaleza flexible del acuerdo provisorio brinda oportunidad para que el grupo, que ahora es comunidad, acuerde tentativamente en cuanto a un plan de acción. El sexto capítulo del libro de los Hechos en el Nuevo Testamento nos muestra una comunidad en acción que responde a los cambios que ocurrían dentro de ese grupo que crecía todo el tiempo. El proceso mediante el cual esos líderes respondían a las necesidades inmediatas es uno en el que se ve con claridad la capacidad de dar inicio a acuerdos provisorios. Aunque no nos es posible conocer todos los detalles, el grupo surgió como resultado de que la multitud reconocía la necesidad, acordando que una cantidad de personas serían responsables de la respuesta coordinada. Aquí está lo que sí sabemos:
- Se eligieron siete personas. Esas siete personas se convirtieron en una comunidad con misión.
- Esta nueva comunidad reconocía los límites del desafío que enfrentaban, por lo que se avocaron a cruzarlos bajo la forma de una administración justa y equitativa de los recursos esenciales.
- Es importante ver las suposiciones que esta comunidad debía poner a prueba. Aparentemente, las conversas al cristianismo que habían enviudado y no eran judías se sentían excluidas, abandonadas o discriminadas en la distribución diaria de los alimentos esenciales para su supervivencia.
- Aunque aquí estará inferido, es obvio que tiene que haber habido algún tipo de acuerdo provisorio como resultado de la deliberación por parte de esta comunidad de reciente formación, en tanto buscaban cumplir con su responsabilidad. Los acuerdos provisorios pueden estar sujetos a la revisión, la corrección, los ajustes, el cambio y la evaluación. Es debido a que eso es cierto que sugerimos que la comunidad de Hechos 6 llegó a un acuerdo provisorio con el que harían frente al problema para solucionarlo. ¿Por qué? Porque la evidencia de los escritos posteriores en el Nuevo Testamento sugiere que el problema de la distribución de los recursos esenciales para la diaria supervivencia era constante. En 1 Timoteo vemos que el capítulo cinco presenta un proceso continuo de revisión, ajuste y aclaración de las políticas y prácticas de la distribución de recursos entre las viudas. Esta evidencia respalda la afirmación de que la comunidad original de Hechos 6 siguió los tres primeros principios que presentamos hasta ahora: Se dio la formación de la comunidad. Se pusieron a prueba y aclararon las suposiciones. Se iniciaron acuerdos provisorios que permitían que se respondiera y cumpliera la tarea. Los comentarios que se registran, desde un punto de vista posterior en ese capítulo, parecen indicar que la comunidad logró una buena medida de éxito (v. 7). Además, los acuerdos provisorios alientan a la participación, la inversión, a que la gente se involucre. Así como las decisiones que se basan en el consenso brindan un umbral mínimo de acuerdo que en efecto enciende la acción orientada al propósito, también los acuerdos provisorios brindan características similares, con valor añadido. Los participantes tienen la oportunidad de responder sin tener que ver o conocer la dimensión final de la estrategia o resultado. Reconocen que hay oportunidad para ajustar o hacer la sintonía final de modo que se pueda luego llegar a acuerdos que surjan en relación al resultado. ¿Hay riesgos cuando se establecen acuerdos provisorios? La respuesta es breve: sí los hay. Siempre existe el riesgo de un error de cálculo. Lo que es provisorio implica evaluación y puesta a prueba. Tal vez se invoque un prototipo o modelo de ministerio o acción. Después de un período de operación se estudia y evalúa el modelo. ¿Qué resultados se han alcanzado? ¿Qué subproductos notamos? ¿Qué problemas imprevistos surgieron? En este punto hay que examinar todos los indicadores. Las organizaciones del tipo eclesiástico dependen de voluntarios que dan parte de su recurso más escaso: el tiempo. La organización o el líder no pueden darse el lujo de malgastar este recurso debido a un error de cálculo que inhibió el progreso o hizo descarrilar un proyecto de la organización al que se había llegado por consenso. Está el riesgo de una planificación insuficiente. ¿Qué recursos hacen falta que no se incluyeron en los cálculos originales? ¿Qué obstáculos aparecieron y no se habían anticipado originalmente? Es obvio que habrá otros problemas o situaciones posibles. Pero tendrán que ponerse en la balanza junto con los beneficios de haber actuado bajo un acuerdo provisorio. Aquí incluiremos una breve lista de beneficios que podrán hacer crecer a cualquier organización que siga estos principios:
- El acuerdo provisorio ofrece oportunidades a la comunidad. Es el momento en que se oirán las voces y las ideas, esas que no se incluyen por lo general en los discursos públicos. Cada vez más, los líderes de hoy han de reconocer que muchas personas se resisten a lo que consideran como voces de mando. El verticalismo ya no resulta. El viejo paradigma del comando y el control solo logra que se fracture la comunidad, ya que la sacrificará sobre el ego del líder, en lugar de ponerlo todo en pos de la misión de la organización.
- Los acuerdos provisorios dan lugar al pensamiento, las ideas y los sueños del “¿Qué pasaría si …?“. Si uno no está dispuesto a comprometerse con algún tipo de acción preliminar, entonces la demora continua dará lugar a la parálisis. Si esperamos hasta que se hayan discutido todos los asuntos posibles, y se haya previsto toda potencial contingencia, tal vez nunca lleguemos a la acción. Los líderes eficientes dan lugar a la acción mientras alientan al mismo tiempo a pensar en el “¿Qué pasaría si …?”. En la vida, recalcular las cosas lo es todo.
- Los acuerdos provisorios anticipan y lidian con los riesgos. Es importante que la comunidad demuestre su voluntad de aceptar un nivel adecuado de riesgos en la experiencia como servidores-ministros. La aversión al riesgo puede aplacar la fuerza del Espíritu, ahogando la innovación y la creatividad. Si se presta demasiada atención a la aversión al riesgo, podría indicarse que la comunidad ha decidido que su única alternativa plausible es la de enterrar su talento en el suelo, como lo hizo el tonto inversor en una de las parábolas de Jesús. La clave está en el manejo del riesgo y no en el intento de evitar todos los riesgos. Los acuerdos provisorios permiten que se inicie la acción, al menos en particular, mientras que al mismo tiempo se edifica sobre lo provisorio para poder lidiar con los riesgos.
- Los acuerdos provisorios destacan el valioso ejercicio de crear la narrativa de la comunidad. La narrativa de la comunidad contará su historia. Ella refleja el camino que ha recorrido la organización. Son narraciones que quedan escritas en las mentes y los corazones de los participantes. Casi sin darse cuenta, la organización adopta su relato, lo ensaya y lo difunde entre las generaciones que le seguirán. Tenemos el caso de una congregación que ensayó el relato de dar con sacrificio por parte de sus miembros. Lo llamó “120 días de obediencia”. Cada ensayo de este relato estimula la admiración, el compromiso y el aprecio de esa congregación en todos los que lo oyen. Además, los ensayos de este relato sirven para recordarle a la comunidad sus valores centrales. Esos valores se pusieron a prueba y se aclararon sobre el crisol del paso del tiempo, el cambio demográfico y hasta los momentos de dificultades económicas. Por último, la pregunta acerca de si se permite o no establecer todos los acuerdos como provisorios, llevará a que se hable de negociaciones. Ante eso, uno no debe pensar que se alienta al relativismo escapista y resbaloso. Nada más alejado de la verdad. Solemos decir en oración: “Si Dios quiere …”. Son oraciones que reconocen el hecho de que todo lo que hacemos depende de la voluntad de Dios. Establecer acuerdos provisorios es una forma de evitar la arrogancia y la presunción.
En el panorama completo de las cosas, hay una ventaja inherente en la agilidad que viene cuando uno es capaz de efectuar los ajustes que hagan falta.
